jueves, 26 de julio de 2012

LA CAJA DE PANDORA

Cuenta la mitología griega:
En un principio todo era Caos, hasta que los dioses decidieron dar a cada cosa existente su lugar en la tierra, también decidieron crear a los animales y entre ellos a uno que fuera superior: el hombre; esta tarea fue encomendada a Prometeo y su hermano Epimeteo – pertenecientes a una raza de Titanes que habitaron la tierra mucho antes de la creación del hombre-, para ello, Prometeo tomo agua y barro para moldear al hombre a imagen y semejanza de los dioses.
Cuando Prometeo quiso proveer al hombre de dones especiales para hacerlo superior al resto de los animales, se dio cuenta que Epimeteo ya los había agotado todos en la creación de los animales, así que Prometeo subió al Olimpo y ayudado por Atenea robó las semillas de Helios (el Sol) y se las regaló a los hombres. Con el fuego como regalo, los hombres fueron capaces no sólo de alimentarse, sino también de elaborar armas para cazar animales, de fabricar herramientas para trabajar la tierra, de calentarse y de vivir una mejor vida.
Cuando Zeus (rey de los dioses del Olimpo) se dio cuenta del robó, montó en cólera y decidió castigar a los Titanes por haber regalado el fuego y a los hombres por haber aceptado el regalo. De esta manera ordenó a todos los dioses crear a la mujer primera mujer en la tierra y que cada uno de ellos la llenara de virtudes: Hefesto, dios del fuego, la moldeó; Atenea, diosa de la sabiduría, le regaló un cinturón de perlas, un vestido hermoso color púrpura y otras piedras preciosas; Afrodita, le dio la belleza; Apolo, dios de la luz y la verdad, le dio la música; Hermes, dios de las fronteras y los viajeros, le dio el don de la seducción, un carácter voluble y la manipulación; los collares le fueron entregados por Las Gracias y la Persuasión, las Horas coronaron su cabeza con flores.
Una vez creada la mujer, Zeus la nombró Pandora y la dotó de una jarra que contenía todos los males del hombre y también todas las cosas buenas. Zeus le pidió que nunca abriera esa jarra y después se la ofreció a Epimeneo, quien, a pesar de haber sido advertido por Prometeo de no aceptar ningún regalo de los dioses, tomó a Pandora como esposa.
Poco a poco la curiosidad por saber el contenido de la jarra fue creciendo en Pandora, hasta que llegó el día fatídico en que abrió la jarra para echar un vistazo, pero lo único que logró, fue liberar todos los males que existen en la tierra: las enfermedades, la pobreza, los vicios, la locura, el dolor; Pandora, asustada por lo que había dejado escapar, cerró inmediatamente la jarra, dejando dentro sólo la Esperanza que será siempre necesaria para luchar contra todos los pesares de la humanidad.

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