lunes, 8 de octubre de 2012


Luis Alberto Spinetta

Libélulas y pimientos

La Bibioteca Nacional será sede de la muestra Los libros de la buena memoria, en homenaje al músico argentino. En este artículo, que acompañará la exposición, el autor de El país imaginado analiza las ideas y los textos que dieron forma al pensamiento del fallecido compositor y sustentaron la singular lírica de sus canciones
Por Eduardo Berti  | Para LA NACION

Cierto día en que paseaban por el campo, el poeta Matsuo Bashô (1644-1694) y su discípulo Kikaku se extasiaron mirando el revoloteo de las libélulas. En el acto, el discípulo compuso un haiku:
¡Libélulas rojas!
Quítales las alas
y serán pimientos.
El maestro repuso: "No. De esta manera has matado a las libélulas". Y propuso otra versión:
¡Pimientos!
Añádeles alas
y serán libélulas.
La anécdota fascinaba a Luis Alberto Spinetta en sus últimos años, tanto que llegó a contarla en más de una entrevista. Un video realizado por Emilio Cartoy Díaz muestra a Spinetta comentando que, a su entender, el episodio de Bashô resume y confronta "dos visiones del mundo": la destrucciónversus la creación.
La crítica de la violencia y de la destrucción fue una constante en la obra de Spinetta y, con certeza, uno de los pilares de la ideología del rock, que nació tras el nazismo e Hiroshima. Un sketch de la película Hasta que se ponga el sol (de Aníbal Uset), filmado en los años de plomo, casi al mismo tiempo que la matanza de Ezeiza, muestra a los músicos de Pescado Rabioso caminando por una calle apacible de un barrio porteño. Aparece una limusina y tras ella va un coche algo destartalado. Una especie de "personaje importante" baja de la limusina. Un tirador baja del otro coche y le apunta con una grosera escopeta. Los músicos se cruzan, por error, en la línea de fuego. Suena un disparo. David Lebón recibe una bala perdida y reacciona indignado frente al tirador. "Tonto", resume Spinetta.
De aquella bala perdida a la bengala perdida del disco llamado nada menos que Tester de violenciay basado en algunos textos de Michel Foucault, la postura de Spinetta ante el instinto de muerte fue siempre activa, siempre creativa. Lennoniana, podría decirse. Un grupo como Pescado Rabioso sondeaba la poesía en los resquicios de la "dureza". Una canción como "Kamikaze" hacía una crítica -no exenta de admiración- de la ética del sacrificio.
"Estoy en contra de la muerte. No concibo la posibilidad de que los hombres se maten ni por inmolación, ni para beneficio de la guerra, ni jugando a los dados o a la ruleta rusa, ni en la calle ni en los accidentes", le decía Spinetta a Gabriel Senanes en una entrevista donde hablaba del libro que le había inspirado esta última canción: Los kamikazes , de Fernando Castro.
Pero, a la vez, el sobre interno del disco (también bautizado Kamikaze ) admitía su perplejidad por la audaz convicción de estos guerreros: "¿Lamentablemente no hay más kamikazes en la vida creativa?" [...]
* * *
Según Bashô, uno de los atributos más importantes de un haiku era el de reunir dos principios opuestos que él llamaba fueki (lo immutable) y ryukô (lo efímero). Estos principios -dicen los estudiosos del haiku- provienen de los conceptos chinos de yin (lo cambiante, lo femenino, la luna, la sombra) y yang (lo estable, lo masculino, el sol, la luz).
La noción de "pescado rabioso" reunía dos conceptos en teoría opuestos o, al menos, irreconciliables. De esa noción (de ese animal de agua que es víctima de una enfermedad de mamífero) nacía algo dulce y violento a la vez: algo próximo a Led Zeppelin, algo que (como el rock en su conjunto) ponía en tela de juicio los límites rígidos, puristas, "tangueros", entre las sensibilidades mal o bien llamadas femeninas y masculinas.
Una canción de Invisible se llama "Encadenado al ánima". Otra se llama "En una lejana playa del ánimus". Comparables en cierto aspecto al yin y al yang, ánima y ánimus son dos conceptos de Carl Gustav Jung, a quien Spinetta leía con interés a mediados de los años setenta. En síntesis, el ánima representaba para Jung el lado femenino de la psiquis del varón y el ánimus era la parte masculina de la psiquis femenina.
"El ánimus ama la vida. El ánima busca la muerte", escribió Jung en El secreto de la flor de oro . "El ánimus es el alma-yang, luminosa, mientras que el ánima es el alma-yin, oscura [?]. Quien al despertar está sombrío y deprimido, encadenado a la figura corpórea, está encadenado por el ánima."
En tal sentido, no deja de ser curioso que la letra de "Encadenado al ánima" (llena de imágenes surrealistas: "La distancia es un caudal de eternidad agazapada sobre la espalda de un león") apareciera firmada no por Spinetta, sino por su padre (Santiago), cultural y generacionalmente "encadenado" al tango.
* * *
El interés que Spinetta sintió durante décadas por la obra de Carlos Castaneda parece otra forma distinta de tender "un puente de inteligencia anímica, interna, entre Occidente y Oriente", como escribe Jung en El secreto de la flor de oro .
Padre simbólico de muchos pensadores de la así llamada "Nueva Era", Castaneda publicó en 1968 su primer libro ( Las enseñanzas de don Juan , un relato que colocaba a un estudiante de antropología ante las mismísimas puertas de la percepción) y en 1973 coronó, aunque no terminó, la serie con Viaje a Ixtlán . Libro a libro, iba narrando en primera persona la lenta y casi siempre desconcertante lección de brujería a la que lo sometía don Juan Matus, un viejo chamán yaqui dispuesto a convertirlo en su joven discípulo.
Castaneda no fue el primero en interesarse por el chamanismo ni tampoco por el uso del peyote y otras plantas alucinógenas en la cultura azteca (el mismísimo Artaud fue uno de los muchos interesados), pero encontró un formato sumamente ameno, no tan académico como el que había empleado a mediados de los años 1950 Aldous Huxley en su The Doors of Perception , el libro que inspirara a Jim Morrison a la hora de bautizar a su banda musical.
Uno de las principios centrales que don Juan Matus le inculca a Carlos es que debe borrar la historia personal, porque "la historia personal es basura": mejor olvidarse del pasado para ser una persona nueva cada día y obtener la libertad de lo imprevisible.
"Sentirse importante lo hace a uno pesado, torpe y vano. Para ser un guerrero, uno necesita ser ligero y fluido", dice don Juan. Los detractores de Castaneda (quienes creen que el libro es mera ficción y que don Juan nunca existió) arguyen que estas ideas provienen directamente de la filosofía budista, que propicia el empequeñecimiento del "yo" o de la identidad personal a favor de un "yo" colectivo.
"El budismo niega el yo", explicaba Jorge Luis Borges durante una conferencia en el Colegio Libre de Estudios Superiores, que fue seguramente el embrión de su libro Qué es el budismo , escrito junto con Alicia Jurado. Y seguía diciendo: "Una de las desilusiones capitales es la del yo. [?] No hay un sujeto, lo que hay es una serie de estados mentales".
Otro escritor que indagó en este sentido fue Octavio Paz, quien pasó muchos años en Oriente y estableció (tanto en su interesantísimo ensayo Vislumbres de la India como en otros libros) diversas analogías no sólo entre la cultura mexicana y la india, sino también entre el budismo y las vanguardias del siglo XX, principalmente el surrealismo. "A más de dos mil años de distancia, la poesía occidental descubre algo que constituye la enseñanza central del budismo: el yo es una ilusión, una congregación de sensaciones, pensamientos y deseos", dice Paz en un ensayo sobre el surrealismo. "La sistemática destrucción del yo -o mejor dicho: la objetivización del sujeto- se realiza a través de diversas técnicas. La más notable y eficaz es la escritura automática; o sea: el dictado del pensamiento no dirigido, emancipado de las interdicciones de la moral, la razón o el gusto artístico." [...]
* * *
Hace unas cinco décadas, el escritor francés Michel Random visitó la casa de Yukio Mishima, en Japón, y le llamó la atención que fuese tan europea en su estilo y en su decoración. "¿Cómo se explica -le preguntó- que en su casa no haya nada japonés?". Mishima sonrió y le dijo: "Aquí tan sólo lo invisible es japonés".
Los grandes artistas poseen el don de comunicar con lo invisible: no únicamente de lograr que lo invisible se vuelva palpable, sino de ayudarnos a ver de otra manera lo que damos por obvio. Las libélulas son pimientos para los ojos creativos. [...]
Cuando muere alguien como Spinetta, dos sensaciones aparecen con la sensata velocidad de los lugares comunes: que la gente como Spinetta nunca muere y que la muerte de la gente como Spinetta hace que muera una parte de quienes crecimos con él y gracias a él.
Nada más cierto que estas sensaciones. Pero la mejor manera de darle gracias, sospecho, es luchar para que no muera en nosotros aquello que nos enseñó su arte.
[...] Ángel-poeta, "hombre de luz" (como rezaba una vieja canción de Almendra), Spinetta nos ayudó salvar la piel (y el alma) en medio de la noche de la dictadura. Nos recordó que, si estamos atentos, la vida tiene música. Que nuestro ego es, en el fondo, "un silbido más en el viento". Que el arte, cuando ataca, es irresistible. Que "deberás crear/ si quieres ver a tu tierra en paz". Que hay que abrirse al "mágico y misterioso" mundo. Que hay que amar y ver si uno es capaz de amar con la libre osadía del viento. Nos enseñó, en fin, que para los días de la vida ("vida siempre", contra el instinto de muerte) hay que pensar que mañana es mejor.



Literatura latinoamericana

Camino del desarraigo

En el segundo volumen de sus memorias, Ariel Dorfman cuenta, con clima épico, su exilio europeo, su regreso a Chile y su vida en Estados Unidos
Entre sueños y traidores. Un striptease del exilio es el segundo volumen de las memorias del chileno Ariel Dorfman que continúa cronológicamente y desde una perspectiva más privada, Rumbo al sur deseando el norte , publicado en 1998. En ambos, insiste el 11 de septiembre de 1973 como núcleo traumático cuando, por un fortuito cambio de agenda, el autor se salvó por casualidad de morir junto con Salvador Allende y otros colaboradores en el Palacio de La Moneda, donde trabajaba como asesor cultural. A la pregunta culposa que vuelve en el primer libro: "¿Por qué sobreviví?", esta secuela elabora una respuesta mientras relata las vicisitudes del exilio al que se vio arrojado tras el golpe perpetrado por Pinochet, deambulando con su mujer Angélica y su hijo Rodrigo por Francia y Holanda, hasta que en 1980 obtuvo una beca que los llevó a los Estados Unidos, donde viven en la actualidad. Quien haya leídoRumbo al sur deseando al norte sabrá que el exilio forma parte de la genealogía familiar de Dorfman y que el bilingüismo -la aceptación y rechazo de sus dos lenguas nativas: el inglés que aprendió a los dos años en Nueva York y el español que lo recibió al nacer en Buenos Aires y recuperó definitivamente en Chile- ha constituido una larga lucha interna. Ambos temas siguen reformulados en estas memorias, organizadas en torno a pasajes del diario que escribió durante los seis meses que vivió junto con su familia en Santiago, a partir de julio de 1990, cuando retornó tras el fin de la dictadura con la idea de habitar para siempre en el Chile de sus amores. La imposibilidad de sostener este proyecto supone una nueva frustración. Viniendo de una vida organizada en Carolina del Norte donde ha logrado una inserción profesional en la universidad y en los principales medios, experimenta un gran choque con la sociedad chilena dividida tras los años de dictadura, que tiene la informalidad como hábito y que todavía soporta, entre otras cosas, la presencia activa del aparato represor. El año 1990 funciona como así como bisagra. La incertidumbre y los padecimientos vividos a partir del exilio del 73 concluyen y comienza otra etapa, la de la ciudadanía estadounidense y los retornos periódicos al sur, incluso el más relevante en 2006, cuando viaja con "el prestigioso documentalista canadiense" Peter Raymont para filmar la historia de su vida.
El salto cualitativo que significa en 1990 regresar definitivamente a Estados Unidos y adoptar la ciudadanía de ese país supera cualquier previsión. Sin embargo, en este relato los hechos están dispuestos para que el camino recorrido, lejos de ser azaroso, justifique el destino final. La autobiografía es siempre una construcción narrativa cuyo sentido no depende de los sucesos sino de la articulación de esos sucesos. Y Dorfman lo hace en clave heroica.
El texto puede ser leído como el recorrido del héroe clásico, que sin olvidar sus orígenes y tras padecer duras vicisitudes, superar pruebas, correr peligro de muerte, llega al lugar que representa su meta luego de haber alcanzado la excelencia. Las tribulaciones soportadas, la sensación de no pertenencia, el desarraigo, las penurias económicas, la acusación de ser agente encubierto de la CIA mientras sostiene su campaña de resistencia a Pinochet en Holanda, todos los padecimientos y obstáculos forman parte del camino que el héroe debe recorrer. Nadie -afirma- puede sobrevivir al dolor, la derrota y la crueldad, nadie puede perder su hogar, su tierra y sus amigos y seguir puro, seguir inmaculado: "Se trata de aceptar que no soy un héroe". La postura del héroe caído en desgracia, su voluntad de perfección moral y de pertenecer a las huestes del bien es tan ostentosa que termina invalidando la experiencia traumática del exilio. Cuesta leer el horror desatado en Chile tras el golpe de Estado, a pesar de que se lo mencione permanentemente, a pesar de las historias individuales que introduce. El exceso de victimización obtura la posibilidad de que el relato se vuelva transitivo y, por lo mismo, que llegue a interesar al lector, a atraparlo. Como al pasar, Antonio Skármeta, Julio Cortázar, Milan Kundera, Heinrich Böll, Günter Grass hacen algunas apariciones, pero no tienen mucho para decir.
Escritas casi cuatro décadas después de la experiencia, estas memorias no consiguen reponer la intermitencia y fragmentariedad que supone flotar entre dos mundos, situación del escritor exiliado. Si el narcisismo sufre un rudo golpe por el descentramiento y la distancia, Dorfman no lo acusa.
Así como algunos escritores decimonónicos identifican la historia personal con la de la nación, Dorfman relaciona su vida no sólo con la historia de Chile sino también con la de Estados Unidos, "por lo tanto, con la historia del siglo XX, en gran medida". El 11 de septiembre de 2001 lo siente como algo personal, "cuando de nuevo mi vida fue destrozada, de nuevo la muerte descendió del cielo; un segundo 11 de septiembre desolado que tuve que sufrir y presenciar". Cuál es, finalmente, la misión que justifica toda su vida: en Estados Unidos, siendo "extranjero y también jugando de local, me di cuenta de que podía servir de puente entre continentes, culturas y lenguas". "¿Cómo es que me transmuté en un puente para las múltiples Américas que se han peleado a muerte con tanta frecuencia?". El clima épico en el que se desarrolla el texto resulta agobiante. Y es una pena, porque Dorfman es un gran pensador y escritor, admirable por su compromiso político, y este libro, en verdad, no le hacía falta.

ENTRE SUEÑOS Y TRAIDORES

Ariel Dorfma 
Por Laura Cardona  | Para LA NACION


viernes, 5 de octubre de 2012

045autumn.gif WINDOW FALL image by instants

Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caían en el agua de tu alma.

Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.

Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.

Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.


Pablo Neruda
(Veinte poemas de amor y una canción desesperada, 1924)

Hallan tumba de reina maya

El gobierno de Guatemala anunció el hallazgo de una tumba de una reina maya en el norte del país, que los expertos creen puede pertenecer a la guerrera suprema de la época clásica maya, Kalomt'e K'abel (fines de 600-inicios de 700 d.C). La tumba fue descubierta por un grupo de antropólogos guatemaltecos y estadounidenses de la Universidad de Washington en St. Louis en el sitio arqueológico El Perú-Waka. Las excavaciones revelaron un cuarto principal bajo del cual se encontró la tumba real con el cuerpo de la reina. Además hallaron una serie de vasijas de cerámica y esculturas en piedra con el rostro tallado de la dama en la tumba, joyas de jade, y miles de lascas y navajas de obsidiana. El director del proyecto David Freidel dijo que el descubrimiento es muy importante porque "la evidencia de la tumba concuerda con los textos sobre la civilización maya". Para Freidel, en el pequeño vaso de alabastro con tapadera en forma de caracol está escrito el nombre de la dueña, que al traducirlo significa "Señora Lirio Acuático Mano o Dama Serpiente Señor", e identifica a la reina K'abel. El director del Centro de Investigación de Centroamérica de la Universidad de Tulane en Luisiana, Marcello A. Canuto, ratificó esta teoría argumentando que el alabastro la identifica como la "Dama de Kaan". Los historiadores creen que K'abel reinaba Calakmul, una comunidad maya que a menudo se enfrentaba con el poderoso rey 'El Zotz' y su reino Tikal, ubicado justo al sur de lo que hoy es la frontera con México.






Nunca te detengas "Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco, Los días se convierten en años... Pero lo importante no cambia; tu fuerza y tu convicción no tienen edad. Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña. Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida. Detrás de cada logro, hay otro desafío. Mientras estés viva, siéntete viva. Si extrañas lo que hac ías, vuelve a hacerlo. No vivas de fotos amarillas... Sigue aunque todos esperen que abandones. No dejes que se oxide el hierro que hay en ti. Haz que en vez de lástima, te tengan respeto. Cuando por los años no puedas correr, trota. Cuando no puedas trotar, camina. Cuando no puedas caminar, usa el bastón. ¡Pero nunca te detengas!"                                  
                                                                  
                                                           MADRE TERESA  DE CALCUTA

martes, 2 de octubre de 2012

Con el tiempo te das cuenta que si estas al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabaras no deseando volver a verla. Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas. Con el tiempo también aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida. Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes. Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día lloraras por aquellos que dejaste ir. Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible. Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados y al cuadrado. Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas. Con el tiempo te das cuenta que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante. Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, extrañaras terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado. Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, ante una tumba, ya no tiene ningún sentido. Pero desgraciadamente, sólo con el tiempo. Jorge Luis Borges