lunes, 20 de febrero de 2017

 "  SERÁ ESE HILO DEL DESTINO DEL QUE TANTO HABLAN"


Me quedé atrapada en tu mirada y descubrí la gama clara y viva que puede llegar a tener el color marrón y que, combinándolo con la mía, se torna infinita. Me adentré en ella aquella noche en la que paramos los relojes y soltamos nuestros corazones. Empecé a empaquetar madrugadas más largas que la espera y días más cortos que el camino de mis labios hacia los tuyos, empecé a embalar cada rincón de mi vida y le quité las telarañas de un plumazo a mi sonrisa, y luego tú hiciste lo mismo con mi corazón. Empecé la mudanza de mi cuerpo hacia el tuyo. Fueron días caóticos. Un caos terriblemente dulce y fresco, irónicamente perfecto, jodidamente bello, como una nube en el infierno, como navegar con Caronte por el cielo. Me atrapó cada una de esas calles sin salida, ese sabor a novedad, ese viajar por lo desconocido y hacerlo sin maleta, sin ese lastre que algunos llaman pasado, con nada más en la espalda que la carga de querer ser besada. Me sumí en ese aeropuerto que conforma la breve distancia entre tu cuerpo y el mío. Hice escala en tu cadera, y te acaricie el cabello. Me hice una postal de cada beso, como si de diferentes países se tratara. Ahora, cuando las veo, alardeo de haber recorrido tanto mundo, y de seguir haciéndolo.


Me quedé atrapada en tu mirada y me mudé a ella. Todavía me pregunto cómo aunque no por qué, eso es algo de lo que nunca dudaré.


Será ese hilo del destino del que tanto hablan, será ese el que nos une, nos anuda, nos atrapa como el insomnio a un cuerpo triste, como la energía a un cuerpo feliz. Será ese hilo con el que he hecho un nudo de marinera y he olvidado cómo deshacerlo, pues ya sabes lo desastrosa que soy, que soy capaz de desordenar al caos, en vez de que él me desordene a mí. A estas alturas tu nombre vive en cada una de las placas que cuelgan de las calles que constituyen mi laberinto y conoces a la perfección el signifcado de destino: hilo que una desastre como yo convierte en nudo de tanto besarlo, de tanto hacerlo sonreír hasta unir los dos extremos de ese hilo.

Publicdo por Sandra Tolondrara

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