lunes, 20 de febrero de 2017

10 frases de Frida Kahlo para entender el amor

“Nada comparable a tus manos, ni nada igual al oro-verde de tus ojos. Mi cuerpo se llena de ti por días y días. Eres el espejo de la noche. La luz violeta del relámpago. La humedad de la Tierra. El hueco de tus axilas es mi refugio. Toda mi alegría es sentir brotar la vida de tu fuente-flor que la mía guarda para llenar todos los caminos de mis nervios que son los tuyos, tus ojos, espadas verdes dentro de mi carne, ondas entre nuestras manos. Solo tú en el espacio lleno de sonidos. En la sombra y en la luz; tú te llamarás auxocromo, el que capta el color. Yo cromóforo, la que da el color. Tú eres todas las combinaciones de números. La vida. Mi deseo es entender la línea, la forma, el movimiento. Tú llenas y yo recibo. Tu palabra recorre todo el espacio y llega a mis células que son mis astros y va a las tuyas que son mi luz”.

(Carta de Frida Kahlo a Diego Rivera)


La mujer que vivió entre una tormenta, que navegó mares prohibidos, que naufragó más de una vez y que conoció a fondo el dolor, también supo amar, aunque ese amor sólo desencadenara más ríos para ser navegados. Frida Kahlo no fue sólo una pintora, fue una poetisa y una guía para otras feministas que le siguieron. Con un corazón fuerte como la roca pero suave como las flores supo amar y mostrarse autosuficiente, algo difícil para la época en la que le tocó vivir.

Su corazón fiel a México pero viajero le permitió conocer personas de otras nacionalidades que lograron acercarse a ese músculo que trabajó como ningún otro. Su corazón dio cabida a hombres y mujeres por igual: José Bartolí, Nickolas Muray, Chavela Vargas, León Trotsky, Leo Eloesser… Y claro que Diego Rivera.

Frida y Chavela Vargas

Sus amantes la acompañaron siempre al lado de Diego, una relación que algunos podrían describir como enfermiza pero que Frida defendió. “Quizá esperen oír de mí lamentos de ‘lo mucho que se sufre’ viviendo con un hombre como Diego. Pero yo no creo que las márgenes de un río sufran por dejarlo correr…”
El amor entre Frida y Diego fue tormentoso, uno de los amores del arte más famosos y pasionales. Aun en esta relación, Frida vivió en soledad. Los amoríos se convirtieron en un escape, una manera de encontrar compañía. El amor hacia el arte nunca murió, pero sí tuvo temporadas en las que la falta de energía la apagaban y con ello borraban la tinta y colorido que siempre caracterizó sus pinturas. La esperanza la encontró en todos sus amores fugaces. A José Bartolí le escribió “Por ti he vuelto a pintar, a vivir, a ser feliz. Eres mi árbol de la esperanza”. Aunque sabemos que su gran amor fue Diego.
Con una vida tormentosa, rodeada del infortunio, de la enfermedad, e incluso de las infidelidades, encontró un escape en el pincel. Una extensión de su cuerpo con la que pudo hacer visible lo que habitaba su mente. Pero también lo encontró en la pluma. La pintura y la tinta se convirtieron en sus amores más íntimos, los que nunca la traicionaron, que no la engañaron y que nunca la abandonaron. Es verdad que Frida Kahlo tuvo muchos amores, pero ninguno fue tan importante y leal como lo fue el arte; la pintura y las letras.



“Quisiera darte todo lo que nunca hubieras tenido, y ni así sabrías la maravilla que es poder quererte”.
“Te quiero… gracias porque vives, porque ayer me dejaste tocar tu luz más íntima y porque dijiste con tu voz y tus ojos lo que yo esperaba toda mi vida”.
“Vivo cada día con la esperanza de verte regresar… y cada noche sabiendo que no estás”.
“No dejes que le dé sed al árbol que tanto te ama, que atesoró tu semilla, que cristalizó tu vida a las seis de la mañana. No dejes que le dé sed al árbol del que eres sol”.

Frida y Diego Rivera

“Como siempre, cuando me alejo de ti, tomo dentro de mí tu mundo y tu vida, y así es como puedo sostenerme por más tiempo”.

“Dame ilusión, esperanza, ganas de vivir y no me olvides”.
“Te amo más que a mi propia piel”.
“Era una flor solitaria, mariposa gozosa te posaste ahí; después el polen de otra flor más fragante llamó, y la mariposa voló”.
“Si yo pudiera darte una cosa en la vida, me gustaría darte la capacidad de verte a ti mismo a través de mis ojos. Sólo entonces te darás cuenta de lo especial que eres para mí”.
“Donde no puedas amar, no te demores”.

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