Biografía y obra de Auguste Rodin
Auguste Rodin (1840-1917) nació en París en el seno de una familia modesta, apenas sabemos nada de su infancia. Sus primeros años no fueron fáciles, no siendo admitido en la Escuela de Bellas Artes, tuvo que resignarse con asistir a la Petit Ecole de artes decorativas. Tampoco gozó de la comprensión de la crítica y su primer empleo fue como dibujante y modelador de escultura decorativa.
A finales del siglo XIX, el Impresionismo, que era un movimiento
fundamentalmente pictórico, ejerció una profunda influencia en la escultura.
Aunque no parecía la más idónea para traducir las vibraciones atmosféricas,
algunos escultores introdujeron las sensaciones lumínicas a través de la renovación
de las técnicas, explotando las posibilidades del material y estudiando los
efectos de lo inacabado, técnica que ya había iniciado Miguel Ángel. Se
proponen renovar los ideales de la escultura, alejándola de los modelos
clásicos y de las inclinaciones exageradas del Naturalismo.
Clasificar a
Rodin simplemente como impresionista no sería justo, ya que traspasó sus
límites poniendo su arte al servicio de un programa simbolista. La escultura
era un instrumento para su personal interpretación de la naturaleza. Funde la
técnica impresionista, que con la rugosidad de las superficies y la
multiplicación de planos, obtiene efectos de luz y de vida profunda de las
figuras.
Su fama la
alcanzó en 1877 con El
despertar de la humanidad o Edad del Bronce. Fue muy
criticada porque su realismo indujo a pensar que había sido fundida a partir de
un modelo vivo. Es un desnudo masculino de tamaño natural. El joven, aunque le
cuesta mantener su vigor, parece que va a lanzarse a la vida. Con la mano
izquierda plegada parece contener la explosión de amor, de deseo y de esperanza
anunciando lo que será la posterior producción de Rodin.
Su segunda
gran obra es San Juan Bautista
predicando. Sus estudios de modelado con Carpeaux le enseñaron a plasmar el
movimiento. Rodin representa los dos pies de San Juan planos y separados, como
si caminara. La pierna y el pie derecho sugieren el comienzo de un paso y la
pierna y el pie izquierdo parecen terminar otro.
Comenzó una
etapa sumamente activa en 1880 recibiendo el encargo de hacer una puerta
monumental de bronce para el Museo de Artes Decorativas de París. Escogió como
tema elInfierno de Dante, por eso se han denominado las Puertas del
Infierno.
Al principio,
imaginó las Puertas como un portal en sí, como las puertas del Paraíso de
Ghiberti. Pero fue modificando la idea de elaborados paneles rectangulares y
creó en su lugar paneles en los que presenta una secuencia de figuras de varios
tamaños que proyectaban infinidad de relieves sobre un fondo turbulento y
escarpado. Representan a los condenados ascendiendo y cayendo.
En la parte
superior, tres desnudos masculinos forman el grupo de Las Sombras que
personifican la victoria de la muerte. Presidiendo el conjunto, en el centro
del dintel, aparece sentada la figura del poeta Dante, que acabaría
evolucionando en su famoso Pensador.
El
denominador común es la visión trágica de la condición humana, las pasiones,
los deseos y los tormentos.
El Museo nunca fue construido y la entrada nunca acabada, pero las Puertas del
Infierno fueron el origen para muchas de las obras posteriores de Rodin, como El Pensador o El
Beso. Al margen, realizaría Los
burgueses de Calais y otros
encargos como el Balzac.
El Pensador encarna el acto de
meditación. El influjo de Miguel Ángel en esta escultura es determinante. El
personaje se encuentra sumido en la profundidad de sus reflexiones, librando
una batalla interior. A través de la constitución muscular manifiesta la fuerza
de los tormentos morales y las angustias humanas. Todo el cuerpo lo tiene
empleado en el pensar, hasta los pies están crispados por el esfuerzo de
debatirse entre los pros y los contras de sus propósitos.
La luz y la
técnica del modelado son impresionistas, pero el vigor de las formas, el
trabajo de la materia y las texturas dejan entrever rasgos expresionistas.
En 1884, el
municipio de Calais le encarga Los
burgueses de Calais para
inmortalizar un hecho famoso en la historia de la ciudad y de la guerra de los
Cien Años. Rodin se sentirá atraído por la tarea de crear un monumento que
conmemora a un grupo y no a un personaje individual. Pero la unidad formal del
conjunto era menor que la psicológica, concentrándose en la reacción individual
de cada miembro del grupo. Los seis burgueses parecen totalmente inconscientes
de la presencia de los otros. Lo único que los une es su condición de rehenes.
Son antihéroes, complejos seres humanos, diferentes cada uno de ellos entre sí.
Los concejales de Calais lo consideraron un fracaso, la obra no
representaba el acontecimiento ni el acto de sacrificio ejemplar, sino que era
un monumento a las dificultades humanas y a sus diferentes reacciones.
La Sociedad
de Hombres de Letras decidió patrocinar un monumento a Balzac y le encomendó la tarea a Rodin. Tras
años de búsquedas y revisiones su concepción del monumento cambió, desde un
retrato basado en el parecido físico del escritor hasta una síntesis de Balzac
como individuo y como creador. Se empeñó en buscar una forma de modelar toda la
personalidad de Balzac en algo visible, tangible. Finalmente, el escritor aparece
como una figura gigantesca, cuando en realidad era un hombre de pequeña
estatura, dominada por la inspiración creadora. Lo vistió con la austera bata
que se ponía por la noche mientras trabajaba dejando que toda la atención se
concentrara en la poderosa cabeza de rasgos profundamente marcados. La estatua
fue rechazada por la Sociedad y transfirió el encargo a Falguiere.
A partir de
la Exposición Universal de París de 1900, que suponía una retrospectiva del
escultor, Rodin no realizará ninguna obra de importancia.
Está
considerado como uno de los escultores más importantes del S. XIX y principios
del XX. Su fuerza como escultor residió en su habilidad para ver más allá de la
superficie. Para él la belleza del arte radica en la representación del estado interior.